martes, 29 de octubre de 2013

NUESTRA CRISIS ESPAÑOLA

En esta publicación he decidido hablar de la crisis de la que estamos envuelto todos los españoles, aunque también ha afectado a varios países como Grecia.

A continuación voy a hablar de la crisis bajo mi punto de vista.
En 2007, el mundo entró en una CRISIS ECONÓMICA FINANCIERA. Esta crisis fue mucho más dura en Europa, y atacó, sobre todo, a los paises de la zona Euro con una economía más débil. Grecia, Portugal e Irlanda (ésta última era un ejemplo de globalización de la economía, ya que era la sede europea de las compañías informáticas más importantes del mundo), fueron las primeras en caer, y necesitaron de una ayuda por parte de la Unión Europea para no entrar en quiebra (Grecia no parece que se vaya a salvar). España está en el siguiente grupo (junto con Italia), grandes economías pero que tenían pies de barro. Durante los primeros años de la crisis, en España hubo un gobierno de un partido de centro-izquierda (PSOE). Al principio, más o menos 1 año, estuvieron negando dicha crisis. Así que cuando quisieron reaccionar, empezaba a ser tarde. Además, empezaron a reaccionar de una manera lógica (mayor inversión pública), pero que no se ajustaba a los nuevos poderes de esta sociedad: bolsas internacionales, empresas de "calificación de riesgos", mercados de venta de deuda... así que a mitad de camino, hubo de cambiar esa reacción, y se tomaron las medidas que desde Europa (Alemania y Banco Central Europeo) nos obligaban: recortes en el gasto y en la inverisón pública, subidas de impuestos, ayudas a bancos... en fin, un partido "socialista" tomando medidas "conservadoras". 
Estaba claro que eso no funcionaría. A finales de 2011, tras convocar elecciones anticipadas, un partido de derechas (PP) llegó al gobierno español. El PP ganó las elecciones de una forma demoledora, pero en las que nunca nos mostró cuáles iban a ser sus soluciones para salir de la crisis. Con la mala gestión de la crisis del PSOE en los últimos años, era suficiente con no decir nada. El voto de castigo al anterior gobierno bastó para que el PP tuviera libertad absoluta a la hora de tomar decisiones.

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